El Autor:
«... no hay que buscar la verdad en
ningún lugar que no sea todo. Cada producto social y cada actitud, la más
íntima, la más pública, encarnan alusivamente esa verdad. Una anécdota refleja
toda una época lo mismo que una Constitución política. (Sartre)».
Flores Galindo, fue uno de los intelectuales
peruanos más prolíferos y contestatarios de su época, asociado a la generación de
Mayo del 68´ estudió Historia en la Pontificia Universidad Católica del Perú y se
Doctoró en L´ecoles des hautes etudes en Sciences Sociales de París, gracias a
una beca del gobierno francés tuvo el placer y el privilegio de conocer a
historiadores como Fernand Braudel y Pierre Vilar, su director de tesis fue el
Italiano Ruggiero Romano.
Tuvo una gran influencia de la escuela de
Annales, como su capacidad para la interdisciplinariedad de las ciencias sociales,
su trabajo en archivos y otras fuentes, la importancia a las mentalidades el
desarrollo del devenir humano. Flores Galindo es un historiador autodenominado
Marxista, pero siempre abierto a la necesidad de una producción, no solo bajo
el amparo del materialismo histórico, sino con el apoyo de todas las formas
rigurosas de hacer historia: un trabajo efectivo e intenso en los archivos, la
utilización de fuentes cuantitativas como forma vital de la investigación
histórica, la microhistoria como una manera de esclarecer el papel que
representan las clases más oprimidas. Como expone en el libro, La ciudad
Sumergida, a pesar de la separación de clases tan clara que realiza desde el título,
Aristocracia y plebe en Lima, es en el texto donde nos muestra que, no solo es
el rostro de la masa, sino la gama tan intensa y colorida de personajes que se
hallan en esta urbe condenada a la decadencia.
Flores Galindo fue un intelectual comprometido
de los que tanto habla Sartre, un intelectual convencido de la posibilidad de
un cambio social y político en un país con una identidad tan compleja, que se
avergüenza de sí mismo y de sus raíces, de un Perú dividido entre investigadores
de lo Indigenista y de lo Hispánico, un Perú dividido entre la urbe y lo
andino, donde los rostros de los personajes que se exaltan en un libro que
caracteriza de una forma simple la sociedad Limeña de finales del siglo XVIII y
comienzos del XIX, un libro que nos ayuda a entender el Perú del siglo XXI: sus
prácticas, sus diferencias y sus conflictos.
Para qué es la historia sino para interrogar
el pasado y poder entender el presente; y fue Flores Galindo uno de los mejores
interrogadores del pasado peruano y lo hace en su tesis con la que optó, en
1982, al título de Doctor, luego de diez años de grandes esfuerzos entregó,
Aristocracia y plebe en Lima, 1760-1830.
Su obra:
Lo que publicó Flores Galindo durante su corta
vida fue prolífero, ya en su tesis de grado de la facultad se notaba su
preocupación por la lucha de clases, por ese otro oprimido y la importancia de
hacer historia desde la trinchera de los de abajo; la latente necesidad de
darle rostro a esa masa sin forma y oscura que merece que su historia sea
contada, su primer trabajo, “Los mineros de la Cerro de Pasco, 1900-1930, un
intento de caracterización social”, Lima 1974.
Podemos nombrar sus trabajos orientados a
diferentes matices del ámbito social e investigativo de la historia peruana, en
“Arequipa y el sur andino” se interna en
el regionalismo en un territorio muy cerrado del Perú, en “Apogeo y crisis de
la Republica” caracteriza el momento político y las diferentes corrientes que
proliferan en Perú desde 1895 hasta 1932, en la Ciudad Sumergida realiza una
caracterización de la vida cotidiana de los personajes del Perú de finales del
siglo XVIII, y en “Buscando el Inca” se ubica en el controversial tema de la
identidad peruana y andina, la utopía del imaginario indigenista y las
corrientes que se vierten sobre este tema.
Así se puede continuar enumerando todo lo que
se conoce de este historiador que antes de buscar respuestas, trató siempre de
hacer preguntas, preguntas que crearan controversia, buscando generarla y trabajando
temas que no se habían tratado mucho en su país; preguntas que deriven en
nuevas investigaciones y que indagaran, que interrogaran el pasado, abriendo un
poco la puerta a un presente aun indescifrable en un país que aún busca su
identidad como nación.
La Ciudad
Sumergida (Aristocracia y plebe en Lima, 1760-1830).
Esta
obra fue el producto del trabajo de diez años de investigación, para optar al
título de doctor de la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales de París,
con el título, Aristocracia y plebe en Lima, 1760-1830 está dividida en tres
partes, la primera es una contextualización del entorno político, social y
económico de la época, es decir de los movimientos sociales que se difuminaban,
con los económicos y con la corona; las cadenas de comercio y como éstas afectan,
no solo a los grandes comerciantes, sino a toda una maraña de personajes
inevitablemente entrelazados por las relaciones económicas de dependencia y
monopolio; se centra en la importancia de la agricultura, de los diferente
cultivos y la prosperidad o crisis por la que se tambalea un sistema tan débil
como el del agricultor en Perú para el siglo XVIII. Trata el problema con el
trigo, el auge y la posterior crisis que dejaría a Chile como principal productor
de este grano gracias a las manos de los mercaderes que controlaban no solo el
flujo sino la producción y el intercambio de estos productos.
Básicamente la primera parte se encarga de
contextualizar la obra, es decir instalar la problemática en una temporalidad,
en una caracterización superficial de la
sociedad de las relaciones políticas y económicas, y por ultimo ubicarnos en el
espacio peruano especialmente la urbe y su relación con el espectro andino. En
la última parte de esta subdivisión el autor se adentra en la caracterización
de la Aristocracia, sus características culturales sociales, su forma de ver el
mundo; lo político, su manera de relacionarse con las formas de control como
ejercerlas y hacerlas cumplir; su relación con la plebe, su configuración del
mundo alejado del otro de ese otro extraño, como ese otro era un bien, porque
más allá de las riquezas, de la tierra, poseer un ser humano era el máximo
símbolo de poder y ostentación.
El ideal mercantil y nobiliario, la
consecución de riqueza y el afianzamiento como una clase emergente que llevaría
la batuta de Lima hasta su decadencia y posterior evolución.
La segunda parte del libro está más enfocada
en desentrañar el mundo limeño de la época, realiza una caracterización de los
esclavos, de la plebe y de los indios, aunque realiza una separación de cada
categoría; con el trascurrir del texto se ve claramente que no hay una nítida
diferencia y que la plebe abarca a todos los que estaban fuera de la administración
y de la aristocracia mercantil tan solo hay una diferenciación entre el tipo de
plebe que se podía ser en lugar de bandoleros, o solo tenderos o jornaleros, todos eran
peligrosos en una ciudad que bullía al calor del maltrato, los monopolios y una
brecha infranqueable entre los poderosos cada vez más ricos y los otros cada
vez más miserables.
En esta parte se diferencia claramente que la
discordia de castas, no es sólo entre blancos y el resto, sino dentro de los de
abajo también se halla latente este fenómeno, se separan el negro del indio y
de los demás, el indio es por si solo una raza que no desea contaminarse de las
demás y menos de sus prácticas, creando un constante resentimiento contra el
esclavo.
La plebe son todos los que no son Aristócratas
o ricos mercaderes, son el resto que compra y vende su trabajo y su vida por
unos cuantos pesos para poder sobrevivir, esta masa de rostros y prácticas tan
diferentes llega a representaciones que van más allá de prácticas religiosas y
buscan la libertad por diferentes medios; la representación más común es la
caracterización de Hobsbawn del bandolero[i], el
bandido libre de cualquier control social y en el Perú de la época es un
síntoma del malestar de una sociedad en decadencia y en crisis.
En síntesis la segunda parte trata de la vida
de los esclavos, la plebe y los indígenas, y durante el desarrollo del capítulo
no solo se caracterizan los personajes, sino que las relaciones, las
estructuras y los procesos por los que pasan se convierte en el hilo conductor,
además la utilización de casos para la introducción en varios temas hacen que
el papel de éstos sea nítido y tome un rostro, no solo como una masa sin rostro
solo con denominación, para convertirse en personas que hacen parte de la
historia y del presente del Perú.
La última parte del libro es sobre el final de
la época, a través de una coyuntura se rompe el orden establecido y se empieza
a evolucionar a otro, conservando muchas prácticas de la estructura anterior y otras
van desapareciendo en el surgimiento y apogeo de los movimientos
independentistas que no aparecen en una Lima realista con una plebe incapaz de
representar de forma colectiva y eficaz sus deseos de libertad y una
aristocracia que prefirió entregar casi todo su capital en favor de la causa
realista que preservaría su poder económico y social.
En esta parte final del texto se muestra como
el miedo y la animadversión constante entre los dos actores iniciales, la
aristocracia limeña y la plebe, en el motín del 5 de julio antes del ingreso de
las fuerzas independentistas a Lima, como el último suspiro de un orden que
cambiaría en algunos aspectos vitales, en miras de la configuración de la República,
la parte final se centra en las formas de control y de representación de unos y
otros personajes a través de la fuerza predominante en un proceso colonial, la
violencia como representación de venganza, deseo, libertad, poder e incluso
amor; la violencia como símbolo de represión, como signo de control y de
rebeldía, la violencia es la mediadora entre los opresores y los oprimidos como
el pan de cada día.
De este modo el libro es un testimonio de un
Perú en pleno proceso de cambio social, económico, político e incluso
religioso, que brinda la oportunidad de observar los diferentes rostros de una
época cataclísmica, llena de violencia.
Cierre:
El libro es un aporte fundamental a la
historiografía latinoamericana debido a la caracterización que realiza de la
sociedad limeña en todos los aspectos de
la vida diaria, de los personajes, los matices, los grises, esos espacios en
blanco en la historia, la urbe latinoamericana que se diferencia mucho de las
demás siendo Perú como todos los demás centro urbanos, de administración
política, económica y religiosa del imperio español, en una temporalidad de interés para los
investigadores de la historia, ese periodo que precede a las fuerzas
independistas, esa crisis del siglo XVIII que se ve en Castilla y en todas sus
colonias, las reformas Borbónicas, las nuevas formas de control y aplicación del poder, toda la representación
de Perú en una época en que el malestar generalizado contra la corona, se
evidencia por casi toda Latinoamérica, este libro es de vital importancia para
entender las diferencias a grandes rasgos de una Latinoamérica diversa y plural
del siglo XVIII. Este libro abre las puertas del pasado diverso de una región,
a un presente igual lleno de matices y colores que no se pueden denominar bajo
una sola consigna, sino bajo muchas; no es solo una voz la que nos habla desde
el pasado, son tantas y en tantos tonos, es el oficio del historiador escucharlas,
diferenciarlas y darles vida a todas por igual.
Bibliografía:
Flores Galindo, Alberto. La ciudad Sumergida
(Aristocracia y plebe en Lima, 1760-1830). Lima: Sur casa estudios del
socialismo. Incluido en sus Obras Completas, Vol. III. 2011
[i] Tomado
del Capítulo V Rostros de la Plebe de: Flores Galindo, Alberto. La ciudad
Sumergida (Aristocracia y plebe en Lima, 1760-1830). Lima: Sur casa estudios
del socialismo. Incluido en sus Obras Completas, Vol. III. 2011
Escrito por: Farid Alexander Naranjo Aguirre. Medellin, 25 de enero de 2012