sábado, 11 de junio de 2011

La minería y la tributación en Antioquia. Un caso de fraude en la Caxa Real de Antioquia y Cáceres.


La minería en Antioquia.
Los conquistadores españoles llegaron a Antioquia en su búsqueda de fronteras y del oro de los indios y sus objetos de orfebrería. Cuando notaron la gran cantidad de oro y la facilidad con que lo extraían en formas muy rudimentarias, comenzaron las primeras explotaciones de los ríos de Antioquia; de este modo, se fundaron gran cantidad de poblaciones por su vecindad y cercanía a las vetas de oro de aluvión o a los filones. Entre estos poblados se encontraron Anserma (1539), Cartago (1540), Santa fe de Antioquia (1541), Arma (1542), Remedios (1560), Cáceres (1576) y Zaragoza (1579).
Pronto la explotación minera comenzó su proceso de organización, primero empezó con la utilización de mano de obra indígena en las primeras cuadrillas, luego serian reemplazados por la mano de obra esclava, y se implementaría todo un proceso y jerarquía de cargos para realizar la labor de extracción del oro.
El proceso para extraer el oro era un conjunto de técnicas heredadas de los indígenas: una era el aluvión que consistía en que por medio de ciertas herramientas, entre ellas la batea, se limpiaban los granos de oro de la tierra de las riveras y de los lechos del río, la otra técnica era la de filón que utilizaba la misma dinámica solo que se realizaba directamente la labor de limpieza sobre los lados de la montaña o filones.
La mano de obra en la mina se compuso en dos formas de explotación así:
Primero las cuadrillas  de minas, su jerarquía  en las minas venia del señor de minas quien tenía la concesión para la explotación; el minero, quien se encargaba de liderar y guiar el proceso, el capitán de minas, un negro esclavo encargado de dirigir la cuadrilla recoger el oro y vigilar los esclavos y por último se encuentra la cuadrilla de minas, un grupo de negros encargados de limpiar el oro de la tierra.
La segunda forma de explotación era la de mazamorreros se trataba de mineros independientes en busca de fortuna, con pocas herramientas, pero con muchos deseos de hacerse ricos, utilizaban la técnica de aluvión, muchos negros lo hacían durante su tiempo libre buscando ganancias extras.
La economía minera aunque lucrativa en el momento, se iba deteriorando pues con el tiempo las minas se desgastaban y los costos de mano de obra y manutención eran muy altos además, dependían de la agricultura que le brindaba el sustento a los mineros, así durante la colonia la producción agrícola estaba subordinada a la producción minera que era la encargada de darle dinamismo a la economía, no solo antioqueña, sino de todo el Nuevo Mundo.
La minería en Antioquia fue una fuerza que impulsó la provincia como una de las más ricas del Nuevo Reino de Granda, todo gracias a la tierra fértil en metales preciosos.
La tributación minera.
Los metales preciosos eran la principal exportación a Europa durante la colonia, eran el motor de la economía española que no producía ni manufacturaba productos, pero tenía el oro para comprarlos, fueron inmensas cantidades de metales preciosos que llegaron a Castilla durante el siglo XVI y XVII.
La corona debía tomar su parte, por decreto de 1504 el quinto se implantó como el impuesto Real sobre la minería, consistía en un veinte por ciento de lo que el Señor de Minas producía. Al principio debía entregarlo a los oficiales reales, con el tiempo se disminuyó el valor hasta llegar a un siete por ciento e incluso cuando se creó la Casa de la Moneda de Santa fe de Bogotá  cobraban solo el cinco por ciento del valor del oro y no debía pagar al fundidor, todas estas medidas se implementaron buscando fomentar la  legalización del oro, el pago del impuesto y evitar el fraude.
Las fundiciones, donde se legalizaba el oro para quintarlo y convertirlo en moneda, se entregaba en arriendo a los fundidores y ensayadores que mejor pagaran comisión a la corona, la corona se quedaba con el quinto y con el arrendamiento que pagaba el fundidor y ensayador.
Los impuestos constituían una parte vital en la economía de los grandes imperios, y siempre que existan medidas de coerción, existirán quienes salgan del orden establecido y el no pago de impuestos era una forma de eliminar la mano invisible del rey sobre sus súbditos.
Las formas de fraude.
La historiografía sobre el oro contiene textos muy bien realizados y dotados de excelente información, pero el común denominador en todos es      que las cifras que se manejan sobre las cantidades de oro que se extrajo y que llegó a España, son por gran margen inexactas. El contrabando, el fraude y el robo en la misma caja, incluso los pequeños mazamorreros que no pagaron un quinto en su vida, están por fuera de las cifras de la Hacienda Real y lo más seguro es que las aproximaciones que se han hecho sean, por márgenes muy altos, alejadas de la realidad.
Como fraude vamos a definir cualquier forma de evasión, contrabando y robo que se realizara a la Corona y la Real Hacienda.
Se pueden enumerar muchas formas de fraude, a continuación de caracterizan las que podrían ser más comunes, con la intención de sacarle todo el provecho al oro y maximizar su valor.
El no pago del quinto.
1.      Cuando un Señor de minas no declaró todo lo que ha sacó y se queda con una parte sin quintar, este oro salía de la jurisdicción de la Corona.
2.      Cuando el mazamorrero independiente con sus pequeñas porciones sin quintar y comerciando directamente con el oro en polvo.
3.      Cuando se comercia el contrabando con oro en polvo, todos los recursos pasan a manos de extranjeros o de españoles que se lo llevaban sin entregar su tributo a la corona.
4.      Cuando se quintaba solo una parte y los funcionarios de las fundiciones y de la caja compraban el oro o se quedaban con su porción sin quintarlo
5.      Cuando se llevan libros con cuentas alejadas de la realidad, tanto en las cajas como en las fundiciones.

Dentro las categorías de fraude todas  permeaban de una u otra forma a la sociedad Colonial del Nuevo Reino de Granada, fue quizás uno de los más grandes desfalcos de todos los tiempos provechosos sin importar el cargo o la función si se relacionaba con la minería tenía acceso a mucha riqueza.
El fraude de las caxas de Antioquia y Cáceres.
Durante la visita del  Señor visitador Antonio Rodríguez de San Isidro Manrique, en el año de 1631 a Santa fe de Antioquia y 1632 a la ciudad de Cáceres, luego de inspeccionar la caja real, y las cuentas de los arrendamientos para los oficios de fundidores y ensayadores de oro en estas dos poblaciones, encontró una serie de irregularidades en diferentes niveles del proceso de fundición, ensaye, tributación y adjudicación de los arrendamientos de los oficios antes mencionados.
La primera irregularidad que encontró, fue la adjudicación de los oficios de fundidor y ensayador del oro. Tales nombramientos debían realizarse por medio del remate público, se debía pregonar que el oficio se encontraba disponible y mediante subasta pública se adjudicaba al mejor postor, quien ofreciera una cantidad superior por el arrendamiento. En las ciudades de Antioquia y Cáceres no se realizó dicho proceso y se entregaron los arrendamientos, a quien el gobernador de la provincia quiso, es decir el proceso se vició por los deseos y conveniencias personales de los mandatarios.
La segunda irregularidad que encontró el visitador fue el valor de los arrendamientos que era mucho menor de lo que se suponía debían pagar a la Corona, llegando a niveles muy inferiores de hasta 40 pesos por año. Aunque varían, la irregularidad de un primer momento de 430 pesos hasta el valor antes mencionado, nos muestra lo inconstante y amañado del tema para los encargados, dejando a los arrendadores con un margen de ganancias demasiado amplios, es decir se los arrendaban a quien los mandatarios deseaban y la cantidad que estipulaban como pago para la Real Hacienda era insignificante, logrando desfalcar la caja real.
A continuación se presenta un aparte del informe del visitador en que se evidencia las irregularidades del proceso de arrendamiento de los oficios de fundidor y ensayador.
“…De diciembre del año de quinientos y noventa y ocho en setecientos y veinte pesos de oro de a veinte quilates, y habiéndose cumplido  el dicho arrendamiento los oficiales reales de la dicha caxa de Antioquia de su autoridad y sin haber dado cuenta a la dicha real audiencia hicieron ocho arrendamientos cada uno por tres años que cumplieron en veinte de noviembre del año de seiscientos y veintidós el primero en ciento y cinquenta pesos, el segundo noventa, tercero en cincuenta y ocho, el cuarto en ciento, el quinto en sesenta, el sexto en cinquenta  y el séptimo y octavo en quarenta pesos cada uno todo de este dicho oro de veinte  quilates que montan quinientos y cuarenta y ocho pesos del dicho oro y por haberse considerado la gran baja que ha tenido el dicho arrendamiento se hizo la cuenta de lo que han valido los dichos derechos de dos porciento que han cobrado y llenado los fundidores desde el dicho dia veinte de diciembre de quinientos y noventa y ocho hasta seis de mayo del año de  seiscientos y treinta y uno que es delo que hay razón por los libros y papeles presentados por los dichos oficiales reales…”[1]

La tercera es el tiempo durante el cual se otorgan los arrendamientos.  Hay arrendamientos de un año, cuatro e incluso de diez años al mismo beneficiario y el valor del negocio hace unos enormes saltos en el tiempo y son cantidades mínimas, hay momentos que pasan de 150 pesos a cuarenta pesos en tres años,  se evidencia la corrupción y el gran fraude a la caja real en ambas ciudades, como lo hizo el oidor que luego de pedir cuentas liquidó los arrendamientos e informó a la Corona.
La última irregularidad es sobre el monto del impuesto de arrendamiento, que se suponía era del dos y medio por ciento  que se entregaba a la Corona: el uno por ciento por el fundidor y el uno por ciento  por el ensayador, el medio por ciento restante se dividía entre el arrendamiento y la corona. Pero lo que encontró el visitador en su causa es que en algunos casos se quedaban con esta parte y no le entregaban lo que le correspondía a la Corona.
En los documentos analizados se hallaban partes del proceso que se estaba llevando contra los que estafaron la caja real incluso en uno de ellos se ordena el pago de una suma por las pérdidas que se generaron durante el tiempo en el cual arrendamiento estuvo vigente.
A continuación se presenta un aparte del informe del visitador en que se evidencia las irregularidades y parte de las determinaciones que se toman como medidas de recuperación.
“…como los dichos oficiales reales se entrometieron a hacerlo y que no se apregonaría más que en la dicha ciudad de Antioquia sin prevenir el daño que se seguía los arrendaron en tan corta y baja cantidad como se debe. Por lo qual parece que conviene y es justo que los dichos arrendamientos se den por ningunos y que por lo menos a su Majestad se le satisfagan y enteren la mitad de los dichos ocho mil trescientos y setenta y cuatro pesos y medio del dicho oro de a veinte quilates que como está dicho valieron en el tiempo los dichos derechos que la dicha mitad monta cuatro mil ciento ochenta y siete pesos y dos tomines del dicho oro bajando de ellos lo que en el dicho tiempo se ha pagado por la dicha cuenta que como queda referido en el tribunal ha debido reparar en lo mismo que aquí se ha reparado sin haberle pasado en las dichas cuentas tomadas con solo lo que han dicho los dichos oficiales reales…”[2]
Como se puede interpretar en el documento el fraude era una constante, que empezaba con el minero y en algunos casos llegaba a la caja real como lo insinúa Colmenares[3], con la institución en Santa Fe en que los libros y las cuentas no concordaban, se podía hallar todos los niveles de la sociedad colonial influenciados por el motor de la economía en la época que era la minería en especial el oro, el metal precioso fue la fuerza que impulso la economía y que hizo en algún momento próspera y pudiente, no solo la Corona española sino a toda Europa.
Fuentes primarias.
Archivo General de Indias, SANTA_FE, 57, N.23.
Archivo General de Indias, SANTA_FE, 57, N.13.
Archivo General de Indias, SANTA_FE,57B,N.20.
Bibliografía.
Colmenares, Germán. Historia Económica y Social de Colombia 1537-1719, Bogotá, Tercer Mundo, 1997.
Gamboa, Jorge  Augusto. El papel de la minería en la formación de la Economía y la sociedad colonial del Nuevo Reino de Granada, en los siglos XVI y XVII. Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia. Sl, Sf.
Poveda, Gabriel. Historia Económica de Antioquia. Medellín, Ediciones Autores antioqueños, 1988.


[1] Archivo General de Indias, SANTA_FE,57,N.13
[2] Archivo General de Indias, SANTA_FE,57,N.23
[3] Colmenares, Germán. Historia Económica y Social de Colombia 1537-1719, tomo I cap. V el oro. Bogotá: Tercer Mundo, 1997. P.335

Por: Alexander Naranjo, Junio 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario